martes, 2 de diciembre de 2008

La fotografía debe tener intensión: Pedro Valtierra

La guerra lo hizo reflexionar sobre la vida y su profesión

Considera que sí hay libertad de expresión pero hacen falta espacios para la imagen

Veracruz
Jorge A. González


Un cañón de arma de fuego en la frente le hizo recordar en instantes los momentos más importantes de su vida. Mientras el soldado sostenía el arma con fuerza y con el dedo firme a punto de jalar el gatillo, el fotógrafo Pedro Valtierra entendió la importancia de la vida pero al mismo tiempo reafirmó su compromiso con el fotoperiodismo para informar al mundo a través de imágenes.


Era la guerra civil en Nicaragua en 1979 y había sido enviado de guerra por el periódico Unosmásuno, su primer trabajo formal como fotógrafo de prensa luego de haber trabajado como fotógrafo oficial en la presidencia de la república. Su obra no solo documentó los acontecimientos sangrientos en el extranjero, México no fue la excepción.


Chiapas, 1998. Una mujer indígena empuja a un soldado de la Secretaría de la Defensa Nacional. Su mano derecho empuña con fuerza la garganta del militar y con la otra trata de someterlo a la altura del hombro. Su complexión pequeña denota incapacidad para lograra su objetivo pero su rabia le da fuerzas para intentarlo ante un soldado que sin meter la manos, se rehúsa a retroceder.


Esta imagen titulada “Mujeres de X’oyep” que el fotógrafo captó un sábado 3 de enero de ese mismo año en medio del ingreso de los soldados a Chiapas durante el movimiento del Ejercito Zapatistas de Liberación Nacional (EZLN), fue reconocida con el Premio Rey de España a la mejor fotografía noticiosa internacional, una imagen que calificó como un golpe de suerte después de tres simples disparos.


El fotógrafo originario de Zacatecas aceptó hablar de su carrera minutos después de concluir su ponencia en el Seminario el Tur de la Luz realizado en conocido hotel de la zona conurbada Veracruz Boca del Río. Con cigarrillo en mano y una taza de café en la otra, tomó asiento en una silla tipo Luis XV y compartió su atención.


¿Qué entendemos como fotoperiodismo?


Es una palabra que te define más al fotógrafo de prensa. El fotoperiodista es el reportero con imagen que trabaja en un periódico. Entendemos el periodismo como la manera de presentar las noticias con imagen fotográfica.


Se consideró por muchos años que la fotografía era el complemento de la nota, ¿dejó de serlo ya, tienen la misma importancia?


Más que al mismo nivel yo como fotógrafo siempre he dicho que la fotografía y el texto son dos
lenguajes distintos cada uno con su código de lectura y su propia forma de expresarse. No es que sea uno mejor que el otro, yo creo que se complementan. Se deben equilibrar, hacer un balance y una distribución justa de la fotografía y el texto, porque siempre el texto fue con más privilegios sobre todo en una época.


Mujeres de X’oyep es una de sus fotografías más vistas y premiadas, ha dicho en muchas ocasiones que fue un golpe de suerte en tres disparos, ¿cuándo sabe que debe disparar?


Depende mucho de lo que estés buscando, es la intensión que le quieras dar. Si el gobernador aquí regaña a alguien, debes buscar el momento que refleje ese regaño, el momento en que empuñe la mano, ese es el momento. Si hay dos políticos que no se hablan buscar el momento cuando se dan la espalda

El momento decisivo es dependiendo de lo que quieras hacer, de lo que quieras decir, por eso es importante que el fotógrafo esté al tanto de la política, para darle más intensión a la imagen, para darle más sentido, se aprovecha desde la iluminación hasta el momento político, son muchos factores. El fotógrafo tiene que tener intensión, dominio de la técnica y estar enterado para informar, porque estamos informando con foto.


Usted asegura que no hay momentos importantes sino fotógrafos importantes, ¿cómo lo explica?


De pronto los fotógrafos sentimos que hay eventos buenos y hay eventos malos, y si nosotros vamos con esa mentalidad al evento vas a hacer el trabajo malo, por eso yo les digo todos los eventos son buenos, así sea el personaje menos trascendente se puede lograra una buena imagen, el asunto es buscarle, todo son buenos, el chiste está en la actitud que el fotógrafo tenga ante ese hecho.


¿Por gusto o por las circunstancias llega usted a la guerra?


Fueron las dos cosas porque fue una orden pero yo busqué que me mandaran. Yo tenía en ese entonces 23 años y pensaba que era una gran oportunidad para mí, más que el riesgo era la oportunidad de ver, porque por supuesto que te da mucho miedo, pero vale la pena.


¿Qué tan difícil fue estar lejos de su país en medio de una situación de guerra?


Como experiencia resulta un gran aprendizaje. No hay órdenes de trabajo, ahí la orden la tiene que sacar uno con el resto de los compañeros, te organizas y dices pues mañana vamos a esto. Resulta una gran experiencia fuera de tu país con todas las limitaciones, afortunadamente en Nicaragua hablan español, pero no conoces las costumbres, la creencias o si las conoces siempre sabes que el ser humano es diferentes, cada país tiene su forma de ser.


Fue una muy buena experiencia porque me formó. Fue un curso intensivo, desde saberte mover, cuidarte y controlar muchas cosas. Ahí tuve la suerte de estar con periodistas de mucha experiencia en guerras, que estuvieron en Vietnam o en Beirut.


¿Qué busca un fotoperiodista en un conflicto como el de Nicaragua?


Era reflejar el dolor, mucho el entusiasmo de lo que algunos pensaban que era justo, también retratar al ejercito. En la guerra esto de buenos y malos es relativo porque como fotógrafo estás con los soldados que también sufren, que también se angustian, aunque estén defendiendo a Somoza el dolor de los soldados era fuerte, era lo que trataba de reflejar. Yo no se si lo habré reflejado, pero la intensión era esa. Por la parte de los civiles era el dolor de los niños, de los viejos, que es donde se manifiesta mucho la guerra, la guerra es sufrimiento, dolor, llanto, es terrible.


El periodista polaco Ryszard Kapuscinski decía que había que sentir y vivir el acontecimiento para poder escribirlo, ¿sería de la misma forma con la fotografía?
Es muy importante sentir lo que estás hacinado, no involucrarte en el tema, sino sentirlo, entenderlo, involucrarte como periodista, siempre con la distancia y respetando a los actores, estén del lado que estén y reflejar la idea de lo que quieres.


¿Qué pasa con la parte humana del fotoperiodista o es más importante la fotografía?


Pasan muchas contradicciones cuando tienes casos de dolor. Te surgen muchas dudas a cerca de la importancia de tu trabajo, si realmente está funcionado en la medida que quieres. Uno como periodista quiere transmitir y ayudar, uno quiere que no sufra la gente, que no haya guerra, y uno quiere contribuir. Yo no sé si se logra, pero hasta qué punto estamos haciendo lo correcto y si vale la pena.


La vida es muy intensa, vives en un día varias cosas que tienes que tener sensatez, calma, porque de pronto se acostumbra en las guerras echarle a trago porque de alguna manera se tiene que bajar todo el rollo, no estoy justificando, pero todas esas cosas pasan en la mente. En una guerra tienes que terminar convencido de que sí estas haciendo algo que vale la pena, que no debe uno dudar, que al final de todo tiene uno que estar convencido que nuestro trabajo sí funciona para que las cosas sean distintas.


Usted ha visto a México desde dos perspectivas, desde la parte del poder como fotógrafo oficial de presidencia y desde la parte social como fotoperiodista del Unomasuno. ¿Cómo se ve este país desde ahí?


Fui fotógrafo oficial en la época de Luis Echeverría, empecé como bolero, luego como asistentes y luego como fotógrafo. Aquí tienes que guardar una actitud de respeto e institucional con el gobierno, yo era muy joven, tenía 19 años.


Cuando estás en un medio tienes que ser crítico. Fue un proceso muy particular, porque por azares del destino yo empecé desde arriba, generalmente se termina ahí, pero yo guardo respeto como fotógrafo oficial que fui hacia la autoridad que en ese momento era Echeverría, fui leal con mi trabajo y con la gente que estaba ahí, fui absolutamente profesional. Como periodista tienes que entender que tu trabajo es para el lector.


¿Pero en dónde se siente más identificado?


Desde el poder las cosas se ven totalmente distintas. A mí me interesa más ver la vida real, desde la gente, que al final creo que es para los periodistas la parte más rica en donde se puede hacer un trabajo muchos más útil para lograr un mundo distinto y mejor. Nuestro trabajo es para orientar, para que la gente sepa lo que está pasando y tome su mejor decisión. Uno siente que el trabajo está en la calle, ahí en donde están las broncas, es lo que te mantiene al tanto de las cosas. Nuestra profesión aún con tantas contradicciones es maravillosa, aunque ganes un bajo salario eres feliz.


¿Cuál es la situación del fotoperiodismo en la actualidad en México?


Ha tenido una evolución importante en dos terrenos. En la parte del fotógrafo tiene mucho más afecto, mucho más cariño al trabajo, más rigor; y en la parte de los periódicos, especialmente los de la capital, veo que sí hay interés en abrir espacios a la fotografía, yo creo que debería redoblarse ese esfuerzo y de trabajarse más con los fotógrafos, ha evolucionado muy bien, hay cosas que hace años se veían.


¿Qué importancia tuvo la fotografía durante los movimientos sociales en México?


Tuvo una importancia significativa, pero es cierto que el periodismo en general tanto escrito como fotográfico tiene importancia en temas sociales, de lo contrario no estaría viviendo estos cambios que se han dado. Había una prensa que estaba reflejando esos acontecimientos, unos más otros menos.


La fotografía a finales de los 70 y 80 sí me parece que jugó un papel importante para conocer determinados temas y para llamar y advertir sobre esas situaciones. Recuerdo por ejemplo un asesinato que hubo en Chiapas, unos dicen que más de 200 campesinos, nosotros en aquel entonces supimos que eran diez o doce campesinos que asesinaron. Unomásuno estuvo en ese asunto, a mí me tocó estar ahí, y esas fotografía que se tomaron y se publicaron fueron importantes porque contribuyeron esas imagen a decir ahí está, a llamar la atención no solamente del gobierno sino de la sociedad civil y de los organismos internacionales, por eso la fotografía y el periodismo son importantes.


¿Hay o no libertad de expresión en la fotografía?


Sí hay pero yo creo que falta mayor libertad. Hay de pronto más autolimitación de los propios fotógrafos que del poder. Hay que pisarle al acelerador de la crítica para ver hasta qué punto el estado va a censurar. México es el país en el mundo con más periodistas muertos, van más de 46 periodistas muertos. Yo creo en la necesidad de que el periodismo en general se reagrupe y defienda la libertad de expresión.


¿Cómo debe transitar el fotoperiodismo ante la globalización?


La fotografía periodística debe de entender su papel, sus posibilidades y se tiene que desarrollar una mejor fotografía utilizando toda la tecnología, siendo más creativos, con la facilidad que nos da la tecnología tenemos la obligación de ser más rigurosos y profesionales, hoy el limite nada más es éste (se toca la cabeza) porque estas tarjetas te dan más de 500 fotos. Yo creo que hay que provechar este desarrollo tecnológico para hacer mejores cosas.


¿En México que fue lo peor que le ha sucedió después del incidente en Nicaragua?


Muchas veces fui golpeado, algunas veces supongo que vigilado por la policía, varias veces fui golpeado por granaderos, incluso muchas veces por manifestantes porque en la refriega, en los enfrentamientos el fotógrafo siempre queda mal con todos, igual los camarógrafos. Una vez en el mundial del 1986 la policía me quitó la cámara, le sacaron el rollo y la rompieron en un enfrentamiento en el Ángel de la Independencia, no querían que quedara testimonio de esa madriza. Esas cosas pasan, yo prefiero que me golpeen a que me maten.


Luego de haber consumido su cigarrillo y de haber terminado a sorbos su taza de café, Pedro Valtierra, con su peculiar cabello largo y ondulado, se recuesta en el espaldar de la silla y afirma que a sus 53 años de edad aún es exigente consigo mismo al no estar conforme con las imágenes que ha capturado hasta el momento, aunque acepta que todo lo que tiene se lo debe a la fotografía. “Quiero morir tomando fotografías”.

Pedro Valtierra

Nació en Zacatecas en 1955
Fue laboratorista de fotografía
Fotógrafo del periódico El Sol de México
Fotógrafo del periódico Unomásuno
Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo (1983)
Funda la agencia y revista Cuartoscuro
Autor del libro “Nicaragua, una noche afuera”
Premio Rey de España
Fuente: Tour de la luz.

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