Premiarán al mejor viejo con 30 mil pesos
Realiza IVEC y Televisa Veracruz concurso para afianzar la tradición
Conoce las dos versiones del origen de El Viejo
Veracruz
Jorge A. González
La cantidad de 30 mil pesos es el premio que se llevará el ganador del primer lugar del concurso “El viejo de fin de año”, una actividad que es promovida por el gobierno del estado de Veracruz a través de Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) y el apoyo del programa “Más que noticias” de Televisa Veracruz.
Dentro de la convocatoria lanzada a nivel estatal y que fue cerrada el pasado 27 de diciembre, se estipuló que tendrían derecho a participar grupos organizados de manera independiente con familiares y amigos, o bien en representación de organizaciones, instituciones educativas o culturales.
Será el día 30 de diciembre a las 18:00 horas en el Zócalo de la ciudad cuando se realice la eliminatoria y se elijan de manera pública a los cinco ganadores, los cuales serán premiados de la siguiente manera: quinto lugar cinco mil pesos, cuarto lugar cinco mil pesos, tercer lugar 10 mil posos, segundo lugar 20 mil pesos y el primer lugar 30 mil pesos.
Los grupos participantes deberán caminar por la pasarela con la representación de “El Viejo” con vestuario y música, con instrumentos tradicionales ya que no se permitirán electrónicos, ni tampoco el acompañamiento con pistas o grabaciones. De esta manera el jurado calificador, integrado por especialistas, tomará en cuenta el apego a la tradición, el apego a los personajes, los cantos y la originalidad.
Dos historias
Los cronistas afirman que ésta tradición nació en el Puerto de Veracruz, junto a la petición del aguinaldo, cuando el líder de cargadores de los muelles M. A. Bovril, gestó una protesta el 24 de diciembre de 1875, acompañado por un grupo de jornaleros que molestaban a las familias del rumbo del patio Panamericano, mientras éstas celebraban la fiesta de nochebuena.
Con latas, cencerros y tapaderas metálicas hicieron un gran escándalo por el barrio, hasta que Bovril fue detenido por la policía y multado con doce pesos. Él formaba parte de una de las modestas cuadrillas de trabajadores de los muelles, que jamás recibían los beneficios de otros empleados, quienes obtenían como aguinaldo pequeñas cantidades en efectivo o ropa vieja que desechaban los patrones.
Al siguiente año Bovril repitió la manifestación incrementando los jornaleros, cubanos, jarochos y mulatos, quienes, ante la amenaza del escándalo, lograban recibir de sus patrones alguna botella de licor y alimento. Así, cada año aumentaba el número de jornaleros que se reunía para conseguir aguinaldos por cuenta de los patrones; algunos, aunque escaso, ya lo otorgaban; otros se resistían, pero ante la presión de sus empleados cedían.
Recorriendo los comercios, los trabajadores obtenían algo, pero siempre como dádiva. La petición de aguinaldos en la navidad se hizo costumbre pero ya sin violencia, siempre se hacía del trabajador al patrón de manera alegre y graciosa, cantándose algunas coplas.
Otra historia cuenta que la ocurrencia de representar al año viejo surgió de los almanaques japoneses que llegaban a Veracruz. En uno de ellos el personaje que representaba el año viejo tenía un notable parecido con un aguador coreano que vivía por el rumbo de la playa, por lo que sus vecinos tuvieron la ocurrencia de vestirlo como al viejo del almanaque, seguido por un niño que representaba al año nuevo.
El coreano fue paseado por todo el barrio, causando gran alboroto. El éxito fue tal, que para la última noche del año se organizó un grupo con guitarras y güiros, que cantaban algunas coplas recorriendo la barriada que celebró hasta muy entrada la noche la fiesta del viejo coreano, convirtiéndose en una tradición propia del Puerto.
La costumbre de llevar el viejo para pedir el aguinaldo se generalizó en toda la ciudad durante la última noche del año. Se llevaba al muñeco en una silla y, al compás de la rumba, los niños cantaban un estribillo, por el que recibían dinero. Al finalizar el año, a la media noche, se acostumbra a prender fuego al muñeco que representa al año viejo y se da la bienvenida al año nuevo que nace.
Realiza IVEC y Televisa Veracruz concurso para afianzar la tradición
Conoce las dos versiones del origen de El Viejo
Veracruz
Jorge A. González
La cantidad de 30 mil pesos es el premio que se llevará el ganador del primer lugar del concurso “El viejo de fin de año”, una actividad que es promovida por el gobierno del estado de Veracruz a través de Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) y el apoyo del programa “Más que noticias” de Televisa Veracruz.
Dentro de la convocatoria lanzada a nivel estatal y que fue cerrada el pasado 27 de diciembre, se estipuló que tendrían derecho a participar grupos organizados de manera independiente con familiares y amigos, o bien en representación de organizaciones, instituciones educativas o culturales.
Será el día 30 de diciembre a las 18:00 horas en el Zócalo de la ciudad cuando se realice la eliminatoria y se elijan de manera pública a los cinco ganadores, los cuales serán premiados de la siguiente manera: quinto lugar cinco mil pesos, cuarto lugar cinco mil pesos, tercer lugar 10 mil posos, segundo lugar 20 mil pesos y el primer lugar 30 mil pesos.
Los grupos participantes deberán caminar por la pasarela con la representación de “El Viejo” con vestuario y música, con instrumentos tradicionales ya que no se permitirán electrónicos, ni tampoco el acompañamiento con pistas o grabaciones. De esta manera el jurado calificador, integrado por especialistas, tomará en cuenta el apego a la tradición, el apego a los personajes, los cantos y la originalidad.
Dos historias
Los cronistas afirman que ésta tradición nació en el Puerto de Veracruz, junto a la petición del aguinaldo, cuando el líder de cargadores de los muelles M. A. Bovril, gestó una protesta el 24 de diciembre de 1875, acompañado por un grupo de jornaleros que molestaban a las familias del rumbo del patio Panamericano, mientras éstas celebraban la fiesta de nochebuena.
Con latas, cencerros y tapaderas metálicas hicieron un gran escándalo por el barrio, hasta que Bovril fue detenido por la policía y multado con doce pesos. Él formaba parte de una de las modestas cuadrillas de trabajadores de los muelles, que jamás recibían los beneficios de otros empleados, quienes obtenían como aguinaldo pequeñas cantidades en efectivo o ropa vieja que desechaban los patrones.
Al siguiente año Bovril repitió la manifestación incrementando los jornaleros, cubanos, jarochos y mulatos, quienes, ante la amenaza del escándalo, lograban recibir de sus patrones alguna botella de licor y alimento. Así, cada año aumentaba el número de jornaleros que se reunía para conseguir aguinaldos por cuenta de los patrones; algunos, aunque escaso, ya lo otorgaban; otros se resistían, pero ante la presión de sus empleados cedían.
Recorriendo los comercios, los trabajadores obtenían algo, pero siempre como dádiva. La petición de aguinaldos en la navidad se hizo costumbre pero ya sin violencia, siempre se hacía del trabajador al patrón de manera alegre y graciosa, cantándose algunas coplas.
Otra historia cuenta que la ocurrencia de representar al año viejo surgió de los almanaques japoneses que llegaban a Veracruz. En uno de ellos el personaje que representaba el año viejo tenía un notable parecido con un aguador coreano que vivía por el rumbo de la playa, por lo que sus vecinos tuvieron la ocurrencia de vestirlo como al viejo del almanaque, seguido por un niño que representaba al año nuevo.
El coreano fue paseado por todo el barrio, causando gran alboroto. El éxito fue tal, que para la última noche del año se organizó un grupo con guitarras y güiros, que cantaban algunas coplas recorriendo la barriada que celebró hasta muy entrada la noche la fiesta del viejo coreano, convirtiéndose en una tradición propia del Puerto.
La costumbre de llevar el viejo para pedir el aguinaldo se generalizó en toda la ciudad durante la última noche del año. Se llevaba al muñeco en una silla y, al compás de la rumba, los niños cantaban un estribillo, por el que recibían dinero. Al finalizar el año, a la media noche, se acostumbra a prender fuego al muñeco que representa al año viejo y se da la bienvenida al año nuevo que nace.
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